viernes, 15 de agosto de 2008
Antonio Alcafuz Canquil, Ünen Apo Ülmen Fütawillimapu Mo (Parte II)
Antonio Alcafuz Canquil nació en Huacahuincul (WakaWinkul), sector cercano a la Misión de Quilacahuín, un 8 de julio de 1935. Su chau fue Albino Alcafuz Canquil y su ñuke, Adelina Canquil Herrera. De niño vivió con sus tremche-ñuke, Rosa Canquil y Manuela Maquehue por lo que aprendió a ver su entorno desde el Che Süngun. Asistió a la Escuela Nº 25 de Huahuincul hasta cuarto año de preparatoria para después trasladarse a la Escuela Particular Nº9 de Quilacahuín donde estuvo dos años no exentos de dificultades.
Después de dejar la enseñanza occidental, cuida a sus tremche-ñuke hasta que fallecen. Comienza entonces a integrarse a las actividades sociales de la comunidad: primero participa en las actividades de la parroquia de la Misión de Quilacahuín y, luego, ejerce como secretario del club deportivo “Escudo de Chile” que obtuvo excelentes resultados en “la liga” mientras formó parte de la directiva. De esa época extraña el ánimo de los jóvenes para organizarse y hacer actividades recreativas: palin, fútbol, rayuela, etc.
Don Antonio cuenta que nunca fue cercano al entorno cacical. Esta situación es, por lo menos, curiosa dado que sería el mismo Bernardino Conapil, Apo Ülmen de la “jurisdicción” (kawin) de Quilacahuín, quién lo aceptó como su sucesor. Importante es tener presente que el Apo Ülmen Conapil, fue sucesor en carácter de interino del asesinado cacique Juan Marican Millán y que sólo ejerció por un breve tiempo como autoridad tradicional. En la práctica, el territorio de Quilacahuín no tenía Apo Ülmen.
Veamos, resumidamente, en que contexto Antonio Alcafuz Canquil llegó a ser un Apo Ülmen. A partir del golpe de estado de 1973 se genera una situación difícil para todo el Pueblo Mapuche, particularmente lo que respecta a la “Contrarreforma Agraria”, proceso en el cual las tierras recuperadas vuelven a manos de los usurpadores, y a la promulgación del Decreto Ley 2.568 de 1979 en la que se crea la propiedad individual a partir de la división de Títulos de Merced, aboliendo de paso la identidad Mapuche. Como consecuencia de las ventas forzadas de las hijuelas resultantes de la división de comunidades ancestrales, nacen los imperios forestales que hoy día hacen más poderosos a conocidos personajes chilenos. Es preciso recordar que la dictadura aportó con el 75% del valor de la compra de predios Mapuche a particulares que ahora son poderosos empresarios. Lo anecdótico de esta historia es que fueron los mismos chilenos, a través de sus impuestos, quienes hicieron más poderosas a las familias acomodadas de Chile. De esta manera creció más la brecha entre ricos y pobres, y se continuó con el proceso de invasión al territorio Mapuche.
En el caso de la Fütawillimapu, el proceso de contrarreforma implicó que la Corporación de Reforma Agraria (CORA) tomase el control total de los terrenos entregados a Mapuche y campesinos chilenos durante la Reforma Agraria hasta antes del golpe de estado siendo el destino principal de dichos terrenos el llegar a manos de grandes empresarios agrícolas y de las nacientes empresas forestales. Por otro lado, dado que la radicación por Títulos de Merced fue menor en comparación a otros territorios Mapuche, la desprotección legal era aún más grave. Debido a que los Títulos de Comisario fueron desconocidos por el estado chileno, los Mapuche Williche simplemente eran ocupantes ilegales de los terrenos en los que milenariamente habían habitado: las órdenes de desalojo eran pan de cada día. En el caso de algunas müchulla que lograron acreditar la posesión legal de sus terrenos, debido a que no contaban con la protección legal de los Títulos de Merced en cuanto al no pago de “contribuciones”, se vieron en la penosa situación de vender lo poco y nada que tenían para pagar a lo menos un par de cuotas atrasadas. En suma, hablamos de una época en la que se produjeron asesinatos, desalojos y remates, y en donde las víctimas eran nuestras comunidades.
La compleja situación de principios de los ochenta obligó a que las müchulla de la Fütawillimapu comenzaran a reaccionar. Surgen así dos líneas de acción complementarias y unidas para enfrentar el conflicto: el “cacicado” y las organizaciones funcionales no tradicionales, destacando dentro de estas últimas “Monku Küsobkien” por su incansable lucha por el fortalecimiento de la ancestral forma de gobierno Mapuche. Es muy importante notar que las organizaciones no tradicionales se subordinaron a la tradicional, mostrando que los intereses de un Pueblo van más allá de los intereses de grupos específicos. En la actualidad, esta situación lamentablemente se ha invertido.
Es en el escenario anterior en el que un 19 de junio de 1983, Bernardino Conapil Millán hace entrega del “bastón de mando” Don Antonio Alcafuz Canquil. Como ya se mencionó, don Antonio no era cercano a los Apo Ülmen situación que le hizo más difícil su tarea: tenía que aprender el rol de autoridad de su territorio y, a la vez, atender las necesidades y demandas de las comunidades.
Don Antonio cuenta que su guía en esta época fue el gran Apo Ülmen Reinaldo Huisca del territorio de Kuyümko (Cuinco) con quien tuvo una gran cercanía que se explica, en parte, en el hecho de que el cacique Huisca no se manejaba muy bien en el español. El Apo Ülmen Alcafuz comienza entonces a establecer cercanía con las comunidades y empieza a relacionarse con sus pares de la época: el ya mencionado Apo Ülmen Huisca de Cuinco, Adelfio Lefin de Riachuelo y Laureano Millaquipay de San Juan de la Costa.
El año 1983, año en que Antonio Alcafuz asume como Apo Ülmen, es el año de la reorganización del cacicado. Gracias al trabajo conjunto de los caciques y el programa “Monku Kusobkien”, reviven las Juntas de Caciques que se dejaron de realizar a principios de la década de 1970. Estas asambleas fueron ampliando su cobertura territorial hasta llegar a abarcar el territorio Mapuche de Lago Ranco, por el norte, y los cacicados de Chiloé, por el sur. Es así que en el Füta Traftun de diciembre de 1983, se acuerda formalizar a la Junta General de Caciques de la Fütawillimapu, es decir, se acuerdan los objetivos a cumplir, las funciones de sus miembros, la estructura de organización, etc.. Resulta curioso, dada la perspectiva del tiempo y dado que la mayoría de los Apo Ülmen de aquel tiempo hablaban casi exclusivamente en Che Süngun, que se acuñaran términos del castellano para nombrar a los componentes de la organización tradicional. Antonio Alcafuz, el Apo Ülmen con menor experiencia, sería elegido como el rostro visible de aquella Junta General de 1983.
Según cuenta Don Antonio, dado que existían tres “provincias” con sus respectivos caciques, debía elegirse un Cacique Mayor para cada una de ellas. Así quedó constituida la orgánica de la Junta General:
Consejo Provincial de Valdivia:
Cacicado de Isla Huapi, Cacique Mayor Don Juan Ñancumil Ñ.
Cacicado de Tringlo-Sur – Lago Ranco, Don Gumercindo Calfulef
Cacicado de Pitriuco, Don Leonardo Cuante L.
Consejo Provincial de Osorno:
Cacicado de Quilacahuin, Cacique Mayor Don Antonio Alcafuz Canquil
Cacicado de Cuinco, Don Reinaldo Huisca Q.
Cacicado de Riachuelo, Don Adelfio Lefín
Consejo Provincial de Chiloé:
Cacicado de Compu, Cacique Mayor Don Carlos Lincomán L. (en representación de José Santos Lincomán)
Cacicado de Chadmo, Don Baudilio Neúm Raín
Cacicado de Huaipulli, Don Adalio Millán
Cacicado de Incopulli, Don Estanislao Chiguay R.
Una vez acordada la estructura básica de la organización, Don Juan Ñancumil habría propuesto como Cacique General a Don Antonio por dos razones: (1) se necesitaba un Apo Ülmen que tuviese mayores facilidades para viajar que el resto y (2) el Cacique General debía ser del Consejo de Osorno debido a que el Tratado de Paz se firmó en el territorio en el que actualmente se emplaza dicha ciudad. Al estar casi todos los presentes de acuerdo, Antonio Alcafuz Canquil fue elegido Cacique General de la Fütawillimapu.
Un hecho político importante ocurrido en la Junta General de 1983 es la automarginación del Apo Ülmen Laureano Millaquipay de San Juan de la Costa, quien no aceptó los acuerdos de la asamblea.
Junto a cada Apo Ülmen, forma(ban) parte de los Consejos Provinciales los cargos tradicionales dependientes del cacique: el lenguaraz (Srulpasüngufo), el capitanejo (Toki), y los fiscales (Ngul'amfo – wesrkin). Se crearon, además, otros cargos de carácter funcional a la usanza occidental (secretarios, tesoreros, etc.) dentro de los que destaca el cargo de Director General de la Junta de Caciques, oficiado por Don Juan Huenupan Guala, quien en el papel tenía la labor de mantener la comunicación entre los Consejos Provinciales, pero que en términos reales asumió como Ünen Toki dado el delicado momento al que se debía hacer frente.
En términos prácticos, la Junta General de la Fütawillimapu tenía dos “cabezas” complementarias: el Ünen Apo Ülmen, a cargo de la política y las negociaciones, y el Ünen Toki, encargado de elaborar la estrategia a seguir.
Y así se reinicia la defensa de la tierra en la Fütawillimapu…
Lectura recomendada disponible en internet:
Tratado de Paz firmado a orillas del río Las Canoas, 8 de septiembre de 1793
Memorial de los Caciques de Osorno, 1936
“Los Mapuche-Huilliche del Futahuillimapu Septentrional: Expansión Colonial, Guerras Internas y Alianzas Políticas (1750 - 1792)", Eugenio Alcamán, 1997.
Lectura recomendada (no disponible en Internet):
“Mawidam: Historia de la Comunidad Mapuche-Huilliche Monte Verde”, Raúl Molina y Comunidad Monte Verde, Centro el Canelo de Nos, Santiago, 1989.
“Mari Mari Peñi”, boletines del periodo 1984 - 1985, Monku Kusobkien- FREDER (pronto en este sitio web)
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