Al estudiar la historia Mapuche del territorio de la Fütawillimapu, es posible tomar conciencia de la trascendental incidencia que han tenido los Apo Ülmen en la defensa de nuestras tierras, de nuestras vidas, de nuestra lengua y religión. En definitiva, es inevitable llegar a la conclusión de que las luchas de nuestros Apo Ülmen han permitido que hoy podamos seguir siendo Mapuche.
Para comprender la importancia de los Apo Ülmen es importante recordar, sucintamente, nuestra organización político-administrativa tradicional. La base de la organización Mapuche Williche es la müchuya: un grupo de varias familias emparentadas entre sí, que tienen soberanía sobre un espacio territorial definido en el cual manejan los recursos naturales disponibles de manera independiente de otras müchuya. Esta unidad básica de la estructura organizativa Mapuche, el equivalente del lof de los territorios Wenteche y Nagche, tiene por autoridad política, económica y judicial al Lonko.
En condiciones normales la müchuya es autónoma políticamente, es decir, sólo responde a la autoridad de su Lonko. Esta situación no impide que una müchuya establezca alianzas con otras debido a la existencia de lazos de parentesco o matrimonios entre miembros de distintas müchuya. Los factores económicos y comerciales también acercan a estas unidades territoriales: la escasez de recursos naturales y la consecuente necesidad de realizar chauki (trueque) obliga, en cierto modo, a mantener relaciones relativamente estables. La necesidad de contar con acceso a lugares sagrados o lugares de extracción de recursos (como en el caso de los “mareros”) también precisa de relaciones de amistad entre müchuya. En suma observamos un ancestral sistema de alianzas del cual, hoy en día, podemos encontrar claras manifestaciones.
Ejemplos de müchuya las encontramos en los Títulos de Comisario, Títulos de Merced e, incluso, en algunas de las actuales Comunidades Indígenas creadas según Ley Nº 19.253.
En presencia de un conflicto, las müchuya aliadas se agrupan en una instancia mayor: el kawün o kawin, sujeta a la autoridad de un Apo Ülmen. En las anotaciones de los cronistas, leemos que los españoles dieron los nombres de “parcialidad” y “caví” al kawin, y el nombre de “cacique” al Apo Ülmen.
Si un conflicto afecta a varios kawin, entonces tomaba forma el lewo o srewel. En esta instancia las decisiones eran tomadas en “junta general” por todos los Apo Ülmen, según constatan la memoria oral de nuestros kuifikeche y las crónicas españolas. Sin embargo, el Apo Ülmen anfitrión generalmente oficiaba como principal durante la junta. El ejemplo más conocido de la funcionalidad de esta instancia se da en la firma del Tratado de Paz de 1793.
Siguiendo la lógica de la organización político-gubernamental Mapuche, cuando se presentan eventos de mayor envergadura, son necesarios mayores niveles de coordinación. Es así como los lewo se agrupan para formar los fütalmapu. Ejemplo de fütalmapu es, por ejemplo, la unión de los lewo de Chaurakawün (Osorno), Füta Wapi Chilwe (Chiloé), y el lewo del territorio de Lago Ranco, formando lo que actualmente llamamos Fütawillimapu: “El Gran Territorio Mapuche del Sur” o “Las Grandes Tierras del Sur”.
Por el momento no se cuenta con información detallada respecto a agrupaciones militares como los meli-srewe y ailla-srewe. Sólo hay decir que dichos conceptos no son ajenos a la memoria oral del Fütawillimapu.
Indudablemente que en más de una oportunidad la Nación Mapuche ha movilizado a todos sus fütalmapu, ya sea para los Parlamentos (Quilín, Negrete, etc.) o para los alzamientos generales, como por ejemplo el que se inició con el Triunfo de Curalaba en 1598, dirigido por Pelentraru, y que terminó con la destrucción de Osorno en 1604. La importancia de este acontecimiento radica en el hecho de que se marca el retorno a la independencia desde Bío Bío al sur y un nuevo inicio en las relaciones (¿interétnicas?) entre Mapuche y españoles, gracias a un equilibrio de fuerza a ambos lados de dicha frontera.
Aunque es evidente, hay que reafirmar que un sistema dinámico basado en la autonomía de sus unidades estructurales, capaz de organizarse internamente en estructuras u órganos cada vez mayores, sin atentar jamás contra el principio de unidad de la Nación, debe tener un tiempo de maduración considerable (¿mil años, 1.200, 1.500, 2.000,…?). Esto ratifica que el Pueblo Mapuche se ha desarrollado y vive en el mismo espacio donde surgió.
Dado que los winka no iban a detener su proceso de invasión (que aún no ha terminado), las estructuras superiores de la organización ancestral Mapuche, a niveles de kawün y lewo, se volvieron más estables, pero sin perder su autonomía política respecto de sus pares. Esta situación abrió un camino para que los españoles buscasen la “amistad” de los Lonko y Apo Ülmen: la corona española comienza a entregar bastones con empuñadura de plata, monturas, estribos de plata, grados militares e incluso sueldos a los Apo Ülmen para ganar su confianza. El objetivo de acercarse a los Apo Ülmen respondía a las estrategias que en el momento los winka estimaran convenientes: influir en las relaciones de las unidades territoriales, doblegar a las autoridades Mapuche con alcohol o convertirlos a la religión católica, etc.
El mayor efecto que trajo consigo el acercamiento entre Lonko y Apo Ülmen y las autoridades españolas, más allá de la incorporación de algunos elementos materiales, fue la consolidación de figuras de poder frente al español. Demás está decir que dentro del territorio Mapuche las costumbres ancestrales de desenvolvieron de manera casi normal.
Entre los elementos materiales que se incorporaron como símbolo de autoridad Mapuche se encuentra el “bastón de mando” o wiño-pañilwe, el que es traspasado de Apo Ülmen saliente a su sucesor en una solemne ceremonia.
De la época de la firma del Tratado de Paz de 1793, encontramos un óleo en el que aparece el Cacique Katriwala, del territorio de Sragwe (Rahue), con el wiño-pañilwe en su mano derecha. Contemporáneo a Katriwala, encontramos a Kolün, Apo Ülmen del territorio de KülaKawin (Quilacahuín), que también debió ser poseedor de uno de los bastones de empuñadura de plata que identifican a las autoridades Mapuche. Bajo esta suposición, es probable que dicho bastón haya sido traspasado a sus descendientes hasta llegar a Don Gregorio Trunci, firmante del primer Memorial de los Apo Ülmen junto a sus pares de Remehue, San Pablo y Rahue, el año 1894. Sucedió a Gregorio Trunci, José Santos Maitre, quien entrega el bastón de José Narciso Maitre a mediados de la década de 1920.
El wiño-pañilwe del territorio de KülaKawin sería profanado más tarde por los misioneros alemanes un día 24 de septiembre de 1932, mientras era Apo Ülmen Don José Santos Conapil. Esto marcó un quiebre en las relaciones entre el cacicado y la iglesia católica, incluso mientras Juan Antonio Llafquen Anchillaf lo sucedía en el cargo. El “bastón de mando” acompañaría más tarde a Juan José Canquil Tranacan, mientras se redactaba el histórico Memorial de 1936, para ser luego entregado a Juan Marican Millan quien fuera asesinado por usurpadores sedientos de tierra, el día 31 de enero de 1956. Don Bernardino Conapil Millán fue el sucesor del asesinado Apo Ülmen Marican, pero sólo ejerció de “nombre” en el cargo.
Posterior al golpe de estado de 1973, aparatos represivos de la dictadura militar asesinan a Abelino Runca Runca, secretario y yerno del también asesinado cacique Juan Marican, el día 14 de diciembre de 1975 remeciendo el entorno cercano a los Apo Ülmen de KülaKawin. Con este hecho se inicia una época muy difícil en la Fütawillimapu: se produce un cambio forzado de Apo Ülmen en el territorio Künko, comienzan los efectos del Decreto Ley 2.568 de 1979 (creación de la propiedad individual a partir de la división de Títulos de Merced, abolición por decreto de la identidad Mapuche), problemas de Contribuciones, usurpaciones de terrenos Mapuche, desalojos, remates,…
En este contexto, en el que el conflicto afectaba a toda la Nación Mapuche, a principios de los ochenta comienza un proceso de reestructuración de la organización ancestral (kawün, lewo y FütalMapu), siendo el sucesor de Bernardino Conapil uno de las principales actores de dicho proceso.
El día 19 de junio de 1983, en presencia de unas doscientas personas, el saliente Apo Ülmen, Bernardino Conapil Millán, hace entrega del “bastón de mando” a Don Antonio Alcafuz Canquil, quien unos meses más tarde asumiría como la voz oficial de toda la Fütawillimapu.
(Continúa…)
Lectura recomendada:
Tratado de Paz firmado a orillas del río Las Canoas, 8 de septiembre de 1793Memorial de los Caciques de Osorno, 1936“Los Mapuche-Huilliche del Futahuillimapu Septentrional: Expansión Colonial, Guerras Internas y Alianzas Políticas (1750 - 1792)", Eugenio Alcamán, 1997.
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