domingo, 30 de noviembre de 2008
Respecto del futuro de nuestro Che Süngun
En agosto de este año 2008 -del calendario occidental- tuve la oportunidad de realizar un taller "experimental" de Che Süngun. Sin ser un entendido en la ciencia y el arte de la docencia y sin tener una base sólida con la cual desenvolverme en el intrincado mundo de la lingüística, me propuse evaluar la posibilidad de generar una línea de enseñanza de nuestra lengua desde una perspectiva más "gramaticoide". Mi objetivo era lograr que aquellos Mapunche, que al igual que yo, crecieron con el winka süngun como lengua materna (triste, pero cierto), tomasen conciencia de que (1) el Che Süngun es una lengua que tiene componentes que se relacionan entre sí mediante reglas que pueden determinarse con 99% de certeza, y (2) que, conociendo dichos componentes y reglas, podemos construir nuestras propias oraciones. Si no me equivoco, esto correspondería a un aprendizaje del tipo “constructivista” del Che Süngun: una vez que se han entregado las herramientas básicas para el aprendizaje, cada persona es responsable de llevar a cabo dicho proceso (con la ayuda de un “facilitador”).
Me permito contar un poco de lo que ha sido mi experiencia respecto al aprendizaje de la Lengua de mis Ancestros, el Idioma de mi Nación.
Desde muy niño he participado y he sido parte de muchas experiencias de recuperación del Che Süngun en el territorio Künko y Chaurakawün (incluyendo la enseñanza “casera”), todas basadas en los principios de memorización, repetición e imitación. Si bien siendo niño alcancé un manejo relativamente decente de oraciones simples y conocía un buen número de palabras del Che Süngun, en algún momento empecé a buscarle sentido a lo que me enseñaban… pero no le encontraba “ni patas ni cabeza” al Idioma de mi Nación. Sólo tenía que aprender porque “así se dice”. Estos cuestionamientos aparecieron en el momento en que, teniendo yo unos 12 años de edad, en la escuela empezaron a enseñarme la conjugación de los verbos del winka süngun. Fue así como un día le pregunté a mi chau cómo se conjugaba un verbo (no recuero cual sería) en Mapuche. Como no tuve una respuesta satisfactoria no le di mas vueltas al asunto y hasta ahí quedaron mis interrogantes (¡¡era un pichiche no ma’!!).
Las respuestas a los misterios que de niño quise develar aparecieron cuando, teniendo yo unos 18 años de edad, tuve la oportunidad de leer el “Arte de la Lengua General del Reyno de Chile” del jesuita Andrés Febres (1764) en la Biblioteca Nacional de la capital del país “de al lado” (donde además hay documentos que son patrimonio cultural Mapuche y NO chileno). Desde ese día comencé a darle sentido al Che Süngun (desde un punto de vista solamente estructural, claro está) que me llevó a entender el funcionamiento de una parte importante de la lengua de mis ancestros (pero todavía me falta muuuucho por entender) y aceleró mi proceso de aprendizaje. Con el tiempo conocí los trabajos de Luís de Valdivia, Félix de Augusta, Ernesto Wilhelm de Moesbach, Rodolfo Lenz y Adalberto Salas, los más importantes. Sin duda son trabajos notables que ayudan a entender la gramática y sintaxis de la Lengua Mapuche.
(Si lo desea, no lea esto: gracias al análisis del Idioma Mapuche de cada territorio (variantes), se pueden determinar las transformaciones fonéticas y ¿equivalencias gramaticales? que permiten pasar, por ejemplo, del Che Süngun al Mapu Zugun y viceversa.)
Si bien se puede conocer el funcionamiento teórico de cualquier lengua, para llegar a tener un manejo práctico que permita tener una conversación con un hablante nativo (que maneja las reglas de su lengua de forma casi “automática”) es necesario una práctica constante con hartos tropiezos y muchas “metidas de pata”. Siempre hay que estar concientes de que un libro jamás podrá describir exitosamente la acentuación de las palabras, la entonación, el ritmo y la velocidad de una conversación, ni menos el contenido no-verbal implícito en un diálogo.
Y ahí estoy todavía… “metiendo la pata”.
En este proceso de aprender “mi” lengua, me he puesto a pensar en cómo lograr que las nuevas generaciones de Mapuche de mi territorio también aprendan el Che Süngun (porque es inconcebible que un Mapunche no sepa su Idioma). Esto me ha llevado a preguntarme ¿Cómo vive un pichiche de la actual comuna de San Juan de la Costa hoy en día?
• Hoy en día la Ñuke Kütralwe (fogón) -espacio espiritual y material en el que los pichikeche aprenden el srakisuam, el mupiltun y el kimün de sus mayores- ha sido reemplazada por la radio, la televisión o el DVD, cortándose así un nexo fundamental con nuestro pasado.
• Los niños y niñas pasan más tiempo en la escuela y/o internado que en el hogar.
• La situación económica del Mapuche es deficitaria dada la estructura social y económica impuesta por el estado de Chile y de Argentina al pueblo Mapuche. Esto relega la enseñanza de valores y costumbres a un segundo plano. (Hay que sobrevivir)
(Irrelevante: A la hora de comer, muchos tenemos la televisión encendida… casi no hay nütramkan.)
Ya que es muy poco probable que en el corto o mediano plazo surja un movimiento autonomista o independentista Mapuche en el territorio Künko, se hace necesaria una apropiación de las estructuras estatales (de dominación) que nos han sido impuestas para utilizarlas como medios para preservar nuestra cultura…
¡¡Feiye mai!!
La educación es una de esas estructuras.
¡¡Como los cabros chicos pasan más tiempo en la escuela, entonces que se la escuela la que se encargue de enseñar el Che Süngun!!
(…qué vergüenza)
En base a mi experiencia personal, y dada la realidad lingüística de los Mapuche Williche, he legado a la brillante conclusión (¡!) de que un método de enseñanza efectivo del Che Süngun debe llevar dos líneas de enseñanza:
(1) enseñanza por repetición e imitación: este proceso idealmente debe iniciarse en la etapa prebásica (4 - 5 años de edad) y debe mantenerse hasta el octavo año.
(2) enseñanza de la gramática y sintaxis de la Lengua Mapuche a partir de 5 o 6 año básico.
Es claro ver que las líneas de enseñanza señaladas van entremezcladas de manera natural.
Como he aprendido de mi propia experiencia, la idea de conocer los componentes y reglas que rigen la Lengua Mapuche tiene por finalidad acelerar el proceso de aprendizaje haciendo que los pichikeche logren ordenar mentalmente lo que van aprendido y puedan generar sus propias oraciones basadas en las reglas que aprenden tanto por imitación como por teoría (recordemos que partimos de la base de que los niños y niñas se desarrollan en un ambiente en el que el Winka Süngun es la lengua “materna”).
A mi entender, si realmente queremos llevar esto a la práctica es necesario tener presente algunas consideraciones:
1. La Lengua Mapuche a enseñarse debe corresponder a la variante de la lengua del territorio Mapuche en el que se enseña. No debe buscarse una homogenización o estandarización de la lengua pues nunca ha existido homogeneidad lingüística.
2. Como consecuencia de lo anterior, el grafemario (o “blasfemario” como dice mi ñuke) debe ser local en el aspecto fonético. Nótese que podría emplearse una escritura estandarizada pero con valores fonéticos distintos para cada territorio, por tanto, no es necesaria una relación tan estrecha (¿equivalencia?) entre el grafema y el fonema.
3. Las organizaciones tradicionales (müchuya, lof, srewe o kawün) deben acordar los contenidos que deben enseñarse durante la enseñanza básica, pues son ellas las que tienen la claridad del pensamiento y conocimiento que deben saber nuestros niños. Respecto a las organizaciones no tradicionales… las ideas que han levantado no responden a un pensamiento Mapuche antiguo. Por otro lado, evidentemente, es ridículo que los contenidos vengan pautados desde la capital del país de “al lado” (Santiago).
4. Para la implementación de los contenidos acordados por las organizaciones representativas Mapuche de cada territorio es necesaria la participación de otros actores que sean capaces de sistematizar los contenidos (definir los objetivos a lograr, agrupar contenidos para cada curso, dividirlos en unidades, crear actividades para cada unidad,…). Estos actores deberían ser las organizaciones no tradicionales debido a que manejan los tiempos y procesos de la cultura occidental.
5. Hay un factor de relevancia fundamental que al parecer muchos olvidamos: la mayor parte de los Mapuche residimos en sectores urbanos de Chile (respecto del waisüf mapu –hoy Argentina-, no tengo antecedentes de la situación de distribución poblacional Mapuche). Esto implica que las actividades que los pichikeche realicen en la asignatura de ¿Che Süngun? también deberán involucrar una visión Mapuche respecto de la realidad urbana (lo que implica llevar a la lengua Mapuche conceptos como “televisor”, “automóvil”, “estafa”, “smog”,”stress”, etc.).
6. Dado que nos referimos al Idioma de nuestra Nación, la asignatura de Lengua Mapuche debería tener, al menos, 4 horas semanales. Dicha asignatura debería implementarse desde primer año básico (sin perjuicio de los avances que se puedan dar en la etapa prebásica).
7. Como mencione más arriba, para acelerar el proceso de aprendizaje del Che Süngun es necesario que la asignatura en cuestión incorpore el estudio de la gramática y sintaxis básica de la Lengua Mapuche. Esto se debe materializar mediante la división de la asignatura de Lengua Mapuche en dos módulos obligatorios, a partir de 5 año básico, en los que se aplicarán los dos métodos de enseñanza anteriormente planteados.
8. Idealmente, el proceso de enseñanza del Che Süngun debe estar a cargo de “facilitadores” originarios del mismo territorio en el que enseñan: de esta manera nos aseguramos de que los pichikeche aprendan con alguien que ha vivido sus mismas experiencias.
9. Dichos facilitadores deben ser gente relativamente joven proveniente de las comunidades del territorio en el que se encuentra inserta la escuela o de las organizaciones urbanas que se encuentren cercanas a la institución educativa en la que se implemente la asignatura de Lengua Mapuche. Los facilitadores deben ser preparados correctamente en los planos tradicional Mapuche y de docencia occidental. Esto implica que hermanos y hermanas Mapuche puedan acceder a cursos de capacitación y especialización adecuados para el trabajo en las aulas.
10. Como se desprende de los puntos anteriores, la implementación de una enseñanza casi Bilingüe (que en todo caso sería más “bilingüe” que la estupidez que lleva por siglas las letras PEIB) debe darse en escuelas o colegios que posean una proporción de estudiantes Mapuche mínima (30%) y/o en comunas (según la división político-administrativa del país de al lado) donde la población Mapuche sea significativa (¿mayor que el 40%?).
Dado que los Mapuche nos hemos acostumbrado al sistema económico impuesto por la sociedad chilena, es necesaria considerables sumas de dinero para preparar material escrito y audiovisual todos los años, y para preparar a los encargados de enseñar el Che Süngun en las escuelas. Entonces, ¿De dónde sacamos el dinero?
Del estado chileno. ¡¡¡Obvio, poh!!!.
Tanto que le gusta al estado chileno darles a las empresas privadas todas las facilidades para que puedan explotar nuestros recursos humanos, hídricos, forestales, minerales, etc., entonces ¡¡¡Qué nos devuelvan lo que nos están robando con una educación creada por Mapuche y para Mapuche!!!
¡¡¡Más encima nos cobran la luz, el agua e impuestos!!!
¡¡¡Wesakeche nga ta ti!!!
(Ojo que magnitud de la reparación por el despojo de nuestro territorio no tiene comparación con los gastos que se puedan generar en materializar y mantener un simple modelo de educación que responda a las necesidades de la Nación Mapuche.)
Me cansé de escribir. Estoy muy conciente de que hay que hilar mucho más fino en estos temas y que me falta pulir mucho las ideas.
Volviendo a lo que fue el taller, asistieron personas mayores de edad, con escolaridad básica y media completa, pertenecientes a una organización urbana Mapuche (que no mencionaré) de lo que hoy es la ciudad de Osorno (Chaurakawün) y algunas pichimalgen, todos poseedores de un manejo mínimo de vocabulario y oraciones simples. Mi intención era lograr que los participantes dieran sentido a sus conocimientos previos y enseñarles a construir sus propias oraciones simples… creó haber cumplido mi objetivo, pero no estoy seguro de que funcione para niños y niñas de 5º o 6º básico. Espero, en el futuro cercano, poder ratificar mis “tincadas” logrando que niños desde los 11 años, de un manejo de vocabulario y oraciones mínimo, logren crear sus propias oraciones basándose en reglas e imitando ejemplos de los hablantes.
En el taller revisamos la estructura básica del Che Süngun: uso de sustantivos, uso de adjetivos y conjugación de verbos (sin transiciones). Para ello preparé el siguiente material, que contiene errores que no he corregido pero que imitan de buena forma el proceso natural de aprender una lengua:
Para finalizar, ¿Habrá alguien por ahí que tenga los Planes y Programas de algún colegio en el que se enseñe inglés, francés o alemán desde el primer año básico? Sería bueno revisar los objetivos, la organización de los contenidos, unidades y actividades con que enseñan dichos idiomas para tener una referencia que ayude a levantar una propuesta sólida.
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Wisrintufi Millalikan en 2:01
Etiquetas: che süngun
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