domingo, 22 de julio de 2012

Octubre de 1923: Los sucesos de Pelleco

Fotografía: Tomas Rivas F.

Hace bastante tiempo que no escribo en este espacio, que sin duda ha marcado una etapa importante en mi vida. Agrego, "aprovechando la oportunidad", que desde que empecé a plasmar mis pensamientos en este blog (hace exactamente 5 años) he podido constatar que efectivamente la percepción de las cosas cambia conforme transcurren los años, y la madurez y experiencia ganan terreno en el srakisuam... Espero algún día ser un fücha con harto que entregar a mis l'aku, o por lo menos a mi jotüm o a mi ñawe que ya viene en camino. Una alegría indescriptible.

Como dije o, siendo más riguroso, "tipeé", la percepción cambia, no así el espíritu, los anhelos, sueños y esperanzas que todo ser humano debe tener alojados en el piuke. Con esta convicción y con las mismas ganas de aportar a la reconstrucción de mi Pueblo/Nación desde este espacio ("mi espacio") es que dejo un artículo aparecido en el extinto Diario Ilustrado de Santiago por allá en 1923, específicamente un 3 de octubre recogido por el famoso Ricardo Latcham en su obra "La organización social y las creencias religiosas de los antiguos araucanos" de 1924.

El artículo en cuestión está marcado por "el mal", los y las kalku, la muerte, los pesrimontu y el desdén de una cultura que no se conoce así misma hacia otra que considera "medieval". Destacan ciertos elementos como el chesrüfü y la probable descripción de un nünge.

Y sin más demora, dejo este texto para una lectura muy particular:

OSORNO

En Pelleco los indígenas ultiman bárbaramente a Antonio Queulo y José del Carmen Llaimar, por creerlos brujos.- Los culpan de la muerte de numerosas víctimas de la grippe.- Una bola de fuego ambulante.- Un hombre minúsculo en una carreta.- Concones que cantan como gallos.-

En el lugar de Pelleco, a pocos kilómetros de Osorno, acaban de ocurrir hechos que evocan los tiempos de las supersticiones de la Edad Media. Dos pobres indígenas, sindicados por sus compañeros como brujos que habrían hecho “daño” a numerosas personas, han sido las víctimas propiciatorias de la ignorancia supersticiosa de los deudos de algunos indígenas fallecidos a consecuencia de la epidemia de la grippe.

Hace más o menos seis semanas fallecieron en casa de Juan Queulo, en el fundo Pelleco del señor Juan Schwalm, seis personas, y en otra casa, de Manuel Queulo, dejaron de existir tres más. Fuera de estos nueve, ha fallecido últimamente el indígena Bautista Ñirril.

El subdelegado de Pelleco, señor Miguel Schwalm., justamente alarmado con estos numerosos fallecimientos ocurridos en el territorio de su jurisdicción, dió cuenta del hecho a la Gobernación, la que dispuso que se trasladara allá el practicante señor López, a averiguar la causa de la mortalidad. El practicante examinó a algunos enfermos y constató que la epidemia que hacía tantas víctimas era la grippe.

Los indígenas, que no quieren entender de grippe ni de epidemias, ya habían encontrado otra explicación, que para ellos era más sencilla y razonable que la del practicante. No podía tratarse sino de “daño” y tenía que haber de por medio algún brujo.

Durante el velorio del último de los fallecidos, de Bautista Ñirril, un indígena aconsejó a sus hijos que mataran al brujo, porque de otro modo seguiría haciendo “daño”.

La superstición hace ver visiones a los indígenas. No faltó quien había visto una bola de fuego que daba vuelta en torno de la casa de Juan Queulo, y que en seguida se perdió.

Era el brujo que habla tornado esta forma para hacer su maleficio. Las consecuencias no se hicieron esperar mucho, pues Juan Queulo, que estaba sano y bueno, cayó enfermo al día siguiente y a los tres días estaba muerto.

Otro indicio. Donde Manuel Queulo, en cuya casa fallecieron tres personas, había sido visto en una carreta con un hombrecito minúsculo, como de dos cuartas de estatura. Además en el techo de la casa se habían posado unos concones que cantaban como gallos. El hombrecito y los concones eran brujos que estaban haciendo daño a los moradores.

El Martes de la semana pasada se vino a Osorno Antonio Queulo, uno de los sobrevivientes de la casa donde se vió la bola de fuego, y cuando regresaba a su domicilio, fue asaltado y golpeado salvajemente, con garrotes y machetes, hasta que los asaltantes creyeron que estaba muerto. Al día siguiente fué encontrado por un indígena, el que dio cuenta del hallazgo a los deudos de la víctima, a fin de que se llevaran al muerto; pero Queulo aún no había fallecido y sólo el Domingo dejó de existir a consecuencia de las heridas.

Entre los que fueron a buscar a Queulo, estaba José del Carmen Llaimar, su compañero de casa, de quien se decía que era brujo. Este se quedó atrás y no se supo más de él, hasta que anteayer se encontró en terreno de Manuel Carril, en medio de una mata de zarzamoras, su cadáver, tapado con su manta y con ramas. El cadáver presentaba señales de apaleadura y tenia la cabeza rota.

Se dió cuenta por teléfono al cuartel de carabineros de estos hechos, a fin, de que se hicieran las pesquisas del caso pero sólo el Lunes en la mañana se pudo mandar una pareja a Pelleco.

jueves, 2 de febrero de 2012

Kanillo: un nütram de Zenón Rumian... Ñi l'aku


Hoy quiero compartir con todo aquel o aquella visitante, que se da el tiempo de leer cosas que a nadie parece importarle, un nütram de mi l'aku (el padre de mi padre) Zenón Rumian (Srüngi Antü) quien ya está en el pu alwe mapu (la otra tierra) a la espera de nuestro reencuentro para poder conversar allá lo que no se alcanzó a compartir en esta vida.

El nütram que presento en esta ocasión es la versión que él conocía respecto a Kanillo (¿Kangelu?¿Kanillü?¿Kangüllü?), ser que se desenvuelve tanto en el plano físico como en el espiritual y al que se le vincula con "el mal", la pobreza, la sequía y el sufrimiento.

Probablemente las y los no williche no tengan la menor idea de a quien me refiero... Quizás sea necesario que revisen este artículo:

Millalikan: El Ngillatun del Territorio de los Künko: la “Interrogación” (Parte IV)

El relato en cuestión fue registrado en una serie de cartillas llamadas "Historias de la Comunidad" por allá en el año 1995. Gracias a este nütram es posible aproximarse a la concepción mapunche williche del "bien" y del "mal", su interdependencia y límites difusos. Importante mencionar que la religión mapunche o mejor dicho el Kuyfi Müpiltun se aleja bastante de las imposiciones cristianas del "cielo", el "infierno", el "pecado", la "salvación" y "el juicio final", lo que no deja de ser bastante anecdótico para mí dado que mi abuelo era sumamente católico, resultado de 200 años de subyugación misional. Aún así tenía mucha claridad de cómo era nuestra antigua religión... Podría decir muy subjetivamente que era el mapunche casi perfecto.

Y sin mayor parloteo, aquí dejo "La historia del Canillo" transcrita textualmente del trabajo ya señalado:


Nombre relato: "La historia del Canillo"
Informante: Zenon Rumian
Sector: Pualhue

RELATO N° 5

"LA HISTORIA DEL CANILLO"

Habla una familia Mapuche que salía a trabajar en el día. Se hacían la comida con MUTI (mote), era la sopa que se preparaba con el trigo, la arveja, la yerba silvestre del campo y con bastante aliño. Este era uno de los alimentos que usaban los indígenas para alimentarse.

Esta familia tenía un niño menor llamado Canillo, era un niño pequeño que no crecía nunca, pasaron años y años y siempre estaba chiquitito y guatón.

Salían todos a trabajar al campo. El niño quedaba en la casa. Como era la costumbre no se preparaba comida a cada hora, sino que se preparaba una sola vez para todo el día, o a veces para dos días. La familia dejaba la comida guardada y al llegar en la tarde no encontraban nada. No se sabía que se hacía la comida, era tanta la comida y no había ni un perro ni un gato que se la pudiera comer, y todos los días lo mismo. De repente el dueño de casa, el papá, dijo: "Bueno, que esta pasando aquí, uno deja la comida, después llega con hambre y no hay nada". Sospechaban que podía ser el niño, ¿Cómo puede y dónde se va a echar tanta comida ese niño chico, y siendo que a él le daban de comer? Después dejaron colgada la olla en el caballete de la rukita, que era bien alto, igual se perdía la comida, seguían preguntándose, no encontra­ban ninguna explicación de lo que sucedía día a día.

Un día se les despertó la curiosidad y quisieron descubrir quien se comía la comida. Dejaron la olla arriba del caballete y salieron. Pero sólo se hicieron los que salían a trabajar y se quedaron afuera. Se fueron, se demoraron y después ellos miraron por la rendija de la casa, para ver que pasaba adentro.

Entonces Canillo, en cuanto quedó solo, él se estiró, creció para arriba y llegó hasta la olla comiéndose toda la comida. Ahí descubrieron quien era. El padre corrió donde su señora, que estaba más allá escondida, le dijo "mira ahí está, es el Canillo. No es buena gente, es el diablo que está aquí. Lo que vamos a hacer es tirarlo al agua. Si estoy seguro que es el diablo nada más, hay que tirarlo al agua". Ellos estaban a la orilla del mar, pescaron a Canillo y lo arrojaron dejándolo caer entre las profundidades del mar.

Desde que echaron al mar a Canillo, vino un calor que terminó con todas las sementeras, todas ellas se secaron. Pensaron que no iba a quedar nadie, iban a morir todos de hambre.

Y ahora ¿que hacer? Todo fue porque habían echado a Canillo al mar. Ahí nació la idea de hacer el NGUILLATUN, la rogativa, y por eso hicieron la primera rogativa. Toda la gente tuvo que irse al mar, hacer sacrificios, llevar harina tostada, mudai, diferentes alimentos para ir donde el taita Huentiao que ya estaba en el mar viviendo por mucho tiempo atrás.

El taita Huentiao vivía encantado en el mar de Pucatrihue. Los Mapuches caminaron hacia allí. Entonces dicen que Canillo voló del mar y se puso en el sol con una rama de Laurel Estaba ahí y él no iba a bajar hasta que hubiesen muerto todos ¿por que habían hecho eso con él? La gente va toda al mar rogándole a Canillo que bajara del sol, para que pase el claro, venga la lluvia y se pueda volver a tener las sementeras. Huentiao también rogó y le dijo a Canillo que "¿por qué no bajas del sol?, que cese la sequía y que haya otra vez comida, para que la gente no se muera de hambre".

Canillo dijo “¡NO!, yo no quiero, porque me hicieron ese mal tan grande".

Así pasó un tiempo con Canillo en el sol y la gente muriéndose de hambre. Parecía que nunca iba a acabar que nunca la gente volvería a comer, que el pueblo Mapuche iba a desaparecer.

No hallaban que hacer para que el Canillo bajara. Después acordaron y le dijieron: "Mira taita Huentiao, Canillo es soltero y ¿Por qué no le das una hija?, creemos que así puede bajar". Buena idea, dijo el taita Huentiao, si él quiere casarse con mi hija está todo listo, y así el podrá bajar. Le ofrecieron en la misma rogativa la hija y Canillo se rió y dijo: “Bueno, si verdaderamente me da la hija Huentiao, entoces ahí si que yo bajo”, y bajó del sol Canillo con su Laurel y después Taita Huentiao le dio la hija.

Y se celebró el casamiento en el mar en la misma rogativa con toda la gente. Huentiao le dijo a Canillo; "Tu te quedas aquí, en mí casa, como eres mi yerno y nunca más salgas a hacer daño". Desde entonces Canillo quedó preso, así se terminaron las sequías.

Ahí quedó la rogativa y la idea del taita Huentiao. Si algo sucede hay que recurrir al taita Huentiao, él puede controlar la lluvia, la sequía, etc.



¡Notable!, ¿Verdad?

Me imagino que ahora comienzan a entenderse algunas cosas: por qué se le ruega al Taita Wenteyao por el buen tiempo, cómo se conciben "el bien" y "el mal", los matrimonios "espirituales", etc... Y hablando de matrimonios, Wenteyao tuvo más hijas que también se habrían casado con algunos importantes entidades espirituales de la Fütawillimapu, llamados hoy indistintamente como ngen, uno de los cuales está en serio peligro de ser destruido.

Por qué no aprovechar de decir que extraño mucho a mi abuelo, su presencia serena, sus manos firmes como el metal que trabajaba en su herrería, su voz profunda, sabia, intimidante y a la vez tierna, sus nütram y chascarros varios... ¿Cómo no recordar y sorprenderse que con más de 80 años pudiera barbechar más un cuarto de hectárea a puro azadón y cuesta arriba? ¿Cómo no recordar sus efímeros arranques de mapuchismo?

Lamento no haber tenido la madurez y el tiempo para escuchar y entender sus historias, muchas de las cuales he olvidado.

¿Cuantas cosas que aún no comprendo estaban explicadas en sus nütram?

No lo sé.

Lo que sí sé es que cuando me toque partir a la otra tierra me sentaré junto a él, comeremos, beberemos y conversaremos por un largo rato.

viernes, 20 de enero de 2012

"La Civilización Mapuche Astronomía, Ciencia y Cosmovisión" - Juan Ñanculef


Por sugerencia de mi peñi-weñüi Gabriel, cuyo trabajo de 2008 comenté hace unos años atrás (ver aquí), he subido una presentación en Power Point (PDF) llamada "La Civilización Mapuche Astronomía, Ciencia y Cosmovisión" del investigador mapuche Juan Ñanculef, en el que expone sus convicciones e hipótesis respecto al conocimiento y visión de nuestro pueblo respecto de "las estrellas". Puede descargar el trabajo aquí:


En una apreciación general, me parece más bien una propuesta astrológica y numerológica que un trabajo que de cuenta de los conocimientos astronomicos Mapuche (los que evidentemente tienen un aspecto espiritual y religioso). Por otro lado es importante mencionar que ciertamente, y tal como lo señala David en un comentario en la parte 3 de mi publicación El We Tripantu y la reconstrucción de la Astronomía Mapuche, el peñi Juan Ñanculef trata de validar por igualación la (por el momento) fragmentaria astronomía de nuestro pueblo con la astronomía de la civilización dominante.

Como mencioné en alguna oportunidad, la intuición y "algo más" me dice que efectivamente hay ciclos y un calendario Mapuche propio (con sus virtudes y defectos), pero los ciclos señalados reiterativamente por Juan Ñanculef están errados... a menos que mis matemáticas ka mollfünche estén mal.

Queda a juicio del lector y lectora de estas líneas la validez del contenido presentado en el trabajo en cuestión.


Más para leer:

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